como mi alma anhela su salud,
no ostentan más virtud
que al cielo aspire, que mirar aquellas.
De las altas estrellas
desciende un esplendor
que incita a ir tras ellas
y aquí se llama amor.
No encuentra el corazón nada mejor
que lo enamore, y arda y aconseje
que dos ojos que a dos astros semejen.
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